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Cultura Profética en Córdoba




Feliz Vibra

Captain Blue se vistió de fiesta. O mejor dicho Cultura Profética lo hizo. O los dos. Porque la casa la puso el lugar de Córdoba, y la fiesta la trajo la banda de Reggae que con su gira de 15 años, de su primer CD, (ya llegaron a los 16 desde su primer debut) llegó a la Docta para hacer mover a más de uno.

Demasiado Revueltos y D’Ritual fueron los encargados de abrir una noche a puro Reggae. Las bandas locales pusieron su cuota en un salón que se iba llenando de a poco, y que traía entre las gentes la mejor predisposición. Por parte de los que llegaron bien temprano, como de los otros. Estos son recitales donde el relax se logra más fácil y más rápido si los que suenan, te invitan a viajar con sus temas y sus bailes.
Cerca de las dos, ya siendo sábado, el frío entraba por una de las puertas, pero chocaba con el calor humano y el color de los que se amuchaban frente al escenario. Y allí subió Willy Rodriguez. Su cabeza sin un pelo pero con esa rasta que sale casi desde  la nuca hasta la cintura, y más allá, lo muestran con mucha particularidad, al igual que la banda.
Cultura Profética puede parecer a veces que es una profecía del amor sin más, como muchas bandas de un reggae comercial que se aleja del ideal, pero no. Esto no es lo mismo. La voz de Willy comparte paz, y honestidad. Sus letras son muy sinceras y el ritmo pega. Y uno se deja envolver por él. Y empieza a agradecer que en algún momento hayan aparecido algunos locos que empezaron con éste género.
Baja la tensión, es el primer tema, como si hiciera falta pedirlo. Por su parte la gente ya se ríe y se pone a tono con lo que pasa. La postal es una especie de neblina que se esparce rápido cuando los pies viven, cuando Sube el humo. “Buenas noches Córdoba es lindo volver a este lugar. Extrañábamos esta tonada tan particular”, dice antes de que suene Somos muchos. Y sí. Varios. Muchos, que degustamos esta música que viene desde Puerto Rico y que se extiende cada vez más. Tanto que harán 18 shows en tres semanas en la gira. 
Uno se para en un momento, mira y escucha. Y es increíble como suenan en vivo. Y observa más allá, y ve que los equipos y el bajo del cantante son tremendamente bueno. Pero no. No suena bien por el nivel de los equipos, sino por la buena vibra que hay en el lugar.
Mientras el bajo se distingue –qué lindo instrumento es el bajo- suenan, Rimas pa` Seducir, La complicidad que es desde arriba del escenario hasta en el otro nivel, De antes, No me interesa, una que es una carta abierta a todos los presidentes de EE.UU “porque después de Bush le creímos a Obama pero son siempre lo mismo”, Nadie se atreve, Ritmo que pesa, Amante Luz dedicada a Puerto Rico.
Ilegal, que robó suspiros de las mujeres que estaban allí, y Que tiempo se vive, iban anunciando el final con la reflexión de que “se hacen rutas en un país como Puerto Rico que en dos horas y media cruzas toda la isla, pero no para comunicarse sino para que se hagan más gasolineras y más shoppings. Yo quiero que empiecen a ver todo de más cerca, que anden en bicicleta, que se dejen llevar por la belleza de als pequeñas cosas”.
El final se acercaba, como el frío en la puerta cuando me retiraba. Sonaba detrás Verso terso, y yo me quedaba con ese pensamiento y una frase de otro tema. Iba tarareando:
Quieren que tire por la conciencia
Otro llamado a la razón
Quieren que le hable
A oídos sordos
que los celebre
que toquen fondos
a oídos necios palabras sordas
si se conforman pa’ que insistir

y pensaba que buenas esas rimas para seducir. Que bueno que uno se deje seducir por eso. Que buena que está esta cultura. Que bueno que profesen el andar sin prisa, la paz, el amor, el viajar, el dejarse llevar.

Qué bueno…






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