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Alejandro Filio en Córdoba

Vienes con tu voz

En la Sala de las Américas se presentó Alejandro Filio. Con eso ya diría mucho, pero quiero ir un poco más allá. Quiero compartir lo que sentí el último domingo de julio, que lo tuvo a él como cierre de oro.

Cuando uno busca qué es un trovador, lo primero que lee es que es un poeta cantautor de la Edad Media. Por eso cuando a Alejandro le dicen así, me da una sensación de que falta algo y de que no es cierto. No sólo por la época, sino porque decir que él es un poeta que canta y no ahondar más, resulta tan básico como la música que él no hace. Porque si hay algo que destaca a Filio además de sus letras, es el compromiso en ellas, es la poesía que hace llegar a todos, y los cambios por los que canta.
En su búsqueda de un “canto mejor”, Filio va llevando su arte y su estética –en la voz y en las letras- a todas partes. Es por eso que uno fue con las mismas ganas de escucharlo como cuando reproduce uno de sus CD`s. Porque tenerlo enfrente y verlo, y dejarse llevar ahí en vivo, es algo que realmente vale la pena.

Una silla en el escenario y un vaso con agua es la escenografía. No hace falta más. Él y su guitarra pueden llenar de colores y sabores en ese fondo negro, oscuro, que hasta asusta. Y hablo de sabores porque uno prueba y aprecia cada una de sus letras. Me quiero detener nuevamente en el fondo negro y grande. Abarca todo el espacio. Aunque pensándolo bien, es él quien se magnifica, se agiganta. Comenta en chiste que una amiga le dijo “estas igual, ¿no pensás crecer?”. Pero yo lo veo ahí y me digo y le digo que no hace falta. O que lo hace, el crece y con su música. Entonces él comienza con Busco la canción, y yo anotador en mano, comienzo a buscar las mejores palabras para descifrarlo, para comentarlo.
Un milenio después, Medio abrazo, Si me haces caso, Te quiero tanto, En esta inmensidad, se van enumerando hasta que los aplausos van reconociendo, al poeta. Poeta, que como dijimos es comprometido –uno de los resultados de la Nueva Canciónmovimiento musical que empezara allá por los ’60. Poeta que cuenta que en su último CD “Buscando el alma”, habla de volver a los orígenes y critica a su México, a nuestro México, y la violencia que lo azota por estos tiempos.
Cuentos compartidos, Vienes con el sol, Sin la luna, Mujer que camina, Habrá que creer –“porque vigente la capacidad de creencia de los chicos”- , Comandante –con un “Viva el Che”, que encuentra continuación en el público-  Pregunto siguen con la lista. Y él pregunta. Pregunta a la gente qué quieren escuchar, en una muestra de total humildad y de un artista que se brinda al público. Le van tirando todos los títulos que se puedan ocurrir, hasta que alguien le pide “en ese orden” de los que le fueron gritando. Esa idea no es para nada mala.

Recuerdos
Mientras voy escribiendo, me acuerdo que de chico me dijeron que había que ser agradecido de las personas que nos hacen bien. Entonces me doy cuenta de que alguien te hace bien y te trata bien, por ejemplo, cuando te hace escuchar buena música. Eso me pasó con Marcelo. Él fue quien me hizo escuchar a Alejandro Filio por primera vez y que me invade en el recuerdo mientras la noche avanza y ahí al frente escucho en vivo el primer tema que me impactó del mexicano: Cuando un verso te nombra.
Brazos de sol, Un precio, Olvidaba decirte, Por el puente y Tu corazón en la frente son los últimos temas de una lista extensa, pero que a la vez da ganas de más. Entonces él sale y saluda al público. Va con el corazón en la frente y en la mano. Deja su guitarra. La deja de abrazar para ahora hacerlo con sus seguidores.

Lo voy dejando atrás. Ya no lo veo. Lo sigo escuchando en la memoria, en la mente, en las letras. Quiero dedicar entonces la nota, parafraseando, a todas las mujeres que me robaron la calma. Y a él, que invita a ser poeta, a este humilde escritor de Córdoba.

Juan José Coronell










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