Perota Chingó llegó a Córdoba para llenar la
Sala de las Américas. Una multitud las acompañó en el show que dieron el
miércoles. Si usted no sabe quienes son, no se vaya, que vale la pena conocerlas.
“Disfrutá por mí, que no vienen para acá” decía el
mensaje de una amiga rosarina que me exigía –y agradezco- para que las fuera a
ver. A ellas que comenzaron su aventura en Cabo Polonio y que gracias a
Internet van sumando cada vez más adeptos. Ellas que pasaron en poco de tocar
para unos pocos, contados con los dedos de las manos, a tener que enfrentarse a
las palmas de miles que las aplauden sin parar.
Ellas son Perota Chingó. Julia Ortiz y Dolores
Aguirre o Dolo y Maju como se las conoce en el ámbito. Ellas son voces con
cuerpos y cuerpos con voces. Son una dulzura que llega desde el escenario, pero
que comienza entre el público. Porque es tan íntimo todo, o tratan de que sea
siempre como la primera vez, que caminan por el pasillo, siendo unas más y
suben al escenario.
Allí antes tocaron unos cordobeses que también saben
esto de pelearla desde abajo, una banda nacida de hippies –de padres hippies- Melba y los bichunos. Ellos lograron el
clima ideal para esperarlos, entre sonrisas y las ganas de escuchar buena
música.
Uno se sienta y las mira. Ya están arriba del
escenario. Juegan a ser cordobesas, no les sale muy bien, aunque con tanto
viaje en cualquier momento se apropian de la tonada, como de los suspiros, como
de los coros, como de los aplausos, como…
Bau del aire
de “El Príncipe”, un chamamé con Bañado
norte, Alma não tem cor, Tonada de luna llena con el violín al lado. Sin más ellas dos y el lugar en
silencio, las ve y las oye. Se deja empapar de ese universo que es la música. Ese
universo que es tan de ellas que se lo robamos de a poco y nos metemos. Y nos
dejamos guíar. Canción para el viento,
la lluvia y Luchia, y Ando ganas nos llevan. Qué buena versión, qué bueno
todo lo que cantan. Todo lo que tocan lo hacen música.
Un día de miércoles
(pero lindo)
Uno escribe desde la admiración y desde la envidia. Ambas
por haber empezado su camino allá en Cabo Polonio. Y por como patean el
tablero. Entonces uno quiere viajar así, y subirse a la aventura como hicieron
Diego el guitarrista y Martín el percusionista. “Eso fue amor a primera vista”
dijo una vez Lola, sin saber que nosotros acá nos enamoramos a primera vista y
a las que le siguen.
Y siguen. Bésame mucho,
El tiempo está después, Maria Rosa, La Complicidad, Paloma Negra que llenan de colores y de aromas este miércoles bisagra
en la semana. Para poder continuar, para ver las playas donde empezaron, para
cerrar los ojos y poder dejarse tocar con la brisa del mar y de sus letras. Como Ríe Chinito, el tema que las lanzó a esto que se llama éxito,
reconocimiento o merecimiento. Eso que empezó allá cuando con los dedos de la
mano contaban cuantos eran. Eso que hoy es igual, sólo que las miles de palmas
que aplauden el viajar. Y les piden que nos lleven en el próximo viaje sea
donde sea, canten donde canten.
Texto y fotos: Juan José Coronell