Más tranquila la entrada y
la llegada al predio. La gente invadiendo el río y el rock invadiendo a la
gente. El último día se fue entre el reggae, Fuerza Bruta y el escenario
principal donde hubo bandas para todos los gustos.
Los
que iban en esa especie procesión al Aeródromo de Santa María de Punilla,
sabían de antemano que sería una noche especial. Todas las despedidas son así.
O ya que estamos con frases del Indio
Solari, las despedidas son de esos
dolores dulces. Y lo dulce, o lo mejor es saber que en un año se vuelven a
encontrar las mismas remeras y banderas. Por más que a veces las despedidas no
gusten.
El
futuro se avizora realmente muy bien. O por lo menos para las bandas que
estuvieron presentes. Como Caperucita
Coya, la banda del hijo de Mario Pergolini, o las Manos de Filippi. Ellos hace veinte años que tocan, pero saben que
lo que viene es mejor. O por lo menos le sigue dando letra para sus temas, como
Kristina, para criticar cosas del
actual Gobierno. También la banda del Cabra¸
hizo público su apoyo a los músicos de Callejeros,
ya que los responsables son “los empresarios y el Estado y no ellos”. Invitaron
al Mono de Kapanga y a “Ají” Rivarola de Armando Flores, para tocar temas como Latino, Himno del Cucumelo o Sr.
Cobranza, el tema popularizado por Bersuit.
“Esto
es Massacre, la banda del futuro”, comentó Wallas para que todos sepamos que es
cierto. Que hace tiempo de eso, que hace rato no son de estos tiempos y menos
cuando apenas arrancaron. Agradecido por la renuncia del Papa, y por el momento
bueno para todos y no sólo unos pocos, la banda comenzó un show que bien podría
haber ido más tarde en la grilla. Tengo
captura, La octava maravilla, Tanto amor, Muerte al faraón, fueron temas de
una banda y unos discos que llegaron hace rato para quedarse. “Como yo digo que
vi a Sumo, ustedes dirán yo vi a Massacre”. No es futurología, es certeza.
Cuando
alguien va camino a encontrarse con Kapanga
sabe, como si tuviese una bola de cristal, que la fiesta le espera. La
alegría está asegurada, y los primeros grandes pogos se van a dar. A través del Universo, Yo quiero estar con
vos, Ramón –para que no faltara nadie- Me
mata con Carli Jimenez, hijo de La Mona,
Rock y Mono Relojero, entre otros dieron un final tremendo. Con el pedido
de siempre. Que Gustavo Cerati se
despierte para que diga “Gracias totales”. Ay si pudiésemos saberlo…
El
lugar ya estaba a media luz. El sol se despedía de todos, como diciendo
“gracias por el rock, perdón por el calor”. Justamente esas dos cosas las llevó
Molotov. Ellos que le pidieron al
organizador solamente que pagara los pasajes, para estar en esta fiesta. Ellos
que con Amateur, Chinga tu madre,
Changuich a la Chichona, Frijolero, Dame el poder, Marciano, Más vale cholo o
Puto hicieron que cuando se grita “Viva México Cabrones”, se lo haga
sintiéndolo y agradeciendo por esta banda.
Rock con clase
La
misma banda subió a cantar con Illya
Kuryaki and the Valderramas. Con un show prolijo y regalando todos su
éxitos, Dante y Emanuel se dieron el gusto de darnos el gusto. Porque ellos son
así, cuidadosos en lo que hacen. Pero disfrutándolo para darle un toque de
calidad extra. Y el show fue así. Con mayoría del público femenino que se iba a
mantener hasta el final, con temas como Chaco,
Ula Ula, Jaguar House, Jugo, Madafaka con Molotov, Abarajame, Jennifer del
Estero, Coolo, dieron un rock de altura, y no sólo porque Fabricio Oberto
subió a tocar la viola en Remisero, sino por la calidad. Porque no podía salir
otra cosa de alguien que tuviese de apellido Spinetta. Al “Flaco” le dedicaron Águila amarilla. A él que siempre
revoloteará en la memoria. Por los siglos de los siglos. Por los futuros de los
futuros.
Babasónicos y Las Pastillas del Abuelo
cerraron el Escenario Principal, y el Festival. Los primeros anunciaban una
“noche especial” y así fue. Supo llevar excelentemente el clima del show, y la
puesta es tan buena que podrían haber cerrado ellos. “Mientras tanto todo el mundo calladito,
mientras tanto anda aprendiendo a respetar”, cantan en uno de sus temas. Y viene a la perfección, porque
no a todos les gusta, pero el público fue capaza de entender que ellos vieron
hace tiempo que iban a ser muy convocantes. Y más de uno se soltó, cuando antes
pensaba que no. Y qué? habrán pensado al encontrarse en
estado Babasónico, Pulpito, Los
calientes, Muñeco de Haití, Canción llévame lejos, Puesto, Putita,
Irresponsable, Yegua, entre otros temas muy festejados fue lo que regaló
Dárgelos y los suyos.
Por
su parte, Las Pastillas del Abuelo
vinieron a confirmar lo que hace años se sospechaba. Con una convocatoria
extremadamente importante. Piti Fernández subió al escenario que años
anteriores lo vieron a las seis, a las siete, a las nueve de la noche. El
futuro ya había llegado para ellos. Sólo debían esperar. Y el que espera,
dicen, que tiene premio. En este caso cerrar el Festival más federal de Rock. Cambios de tiempo, Tantas escaleras,
Gobiernos procaces, Raíces, Donde esconder tantas manos –por lo bueno de
tocar con tantas bandas en el Cosquín- y varios de los temas más conocidos como
Enano, Cerveza¸ entre otros.
Ellos
cerraron, pero siguieron abriendo el tema de NO a la Trata, que fue una
constante en las bandas. Para que ese futuro por lo menos sea mejor. Y que
logremos que no haya clientes, así no existe la Trata.
La buena vibra de siempre
No sabemos quién fue el que
predijo el estado actual del Reggae argento. Pero si lo que dijo fue que
pasaría un momento brillante, no se equivocó. Allá a lo lejos, se veía, se
palpaba una buena onda tremenda. Era el escenario reggae, teñido con los
colores de Jamaica y con las remeras de Bob Marley. Un día antes había tenido
el gran tributo, el lunes fue para los que a partir de él, le rinden culto a
esta música, que baila y hace bailar.
Porque
todos ya lo iban sintiendo a medida que llegaban. Pasaban por la carpa
Bubamara, y sabían qué Onda Vaga iba
a tocar entonces los pies ya caminaban solos. Se apuraban para no perder temas,
para no perder ritmos. El aire se respira mejor cuando la gente de rastas sube
al escenario. Y la buena vira se anticipa y se cumple. Saben todos que lo que
viene va a ser mejor que antes, mejor que el año pasado. Néstor de Nonpalidece, lo remarcó y agradeció. Sabía que el
Escenario contaba con mucha más gente. Como si existiese un solo futuro para el
reggae y sea donde se reconozca cada vez más al género.
Con
bandas como RonDamón, Riddim, Kameleba eso
es más factible. Con vos, Orilla, Espejo,
de los últimos, se dio el paso a Resistencia
Suburbana y Dancing Mood. Estos con Hugo Lobo a la cabeza, merecerían un
párrafo aparte por la brillantez de sus shows todas las veces que se presentan.
La trompeta poderosa del líder, y la buena onda que generan no tienen otro
final más que bailar. Bailar y disfrutar.
Zona Ganjah continuaron con
esa Vibra positiva, para asegurar
desde allá arriba y desde abajo Estoy
bien. Muchas cosas, y no Estes triste,
fueron solo uno de los temas que dejaron la pista libre para Nonpa. Esta banda que para muchos es la
mejor exponente del país, dio uno de esos shows a los que acostumbró, pero no
por eso perdió fuerzas.
El ciclo de la vida, Dame luz,
Revolución, Reggae del universo, Tu presencia fue el comienzo del final
mientras las banderas rojas, amarillas y verdes flameaban por lo alto. Y así,
bien alto tenía que terminar esta banda, con el género que llegó para quedarse.
Que tiene mucho futuro. En el aire se
palpa la buena vibra de siempre. El
fuego en nosotros, Para donde corres, Tu recompensa que bien puede ser
escucharlos en vivo, y La flor para despedirse fue el cierre a la altura de
las circunstancias en el temático.
Así
el lunes terminaba. El martes de carnaval asomaba dejándole esa fiesta al rock.
La Bubamara empezaba. El carnaval se vivió durante tres días, con el rock como
excusa. Como estandarte, como forma de vida. Este festival que tuvo record de
asistencia, más de cien mil, ya se pone en marcha para el que viene. Es así,
mira el futuro. Lo trata de alcanzar para alcanzar lo mejor. Porque el futuro
llegó hace rato y se llama Cosquín Rock.