El segundo día pasó con tonada cordobesa. Entre fernets,
y bandas locales. Entre el heavy y un poco –pero necesario- reggae. Entre los
consagrados y los que van camino a hacerlo. El segundo día, no fue uno más del
Cosquín Rock.
El
colectivo va repleto. Hace otro camino, “va por el recorrido del Cuadrado”, dice
alguien por ahí y sostiene que el paisaje es hermoso. Los que lo ven al rato,
le dan la derecha y saben que están en Córdoba. Las montañas que parecen que
rascan las nubes y que les harán llover, dan la bienvenida a las sierras. Y
ellas, las sierras, dan el mejor espectáculo antes del rock.
Utopians, es una de las
bandas que viene en crecimiento. Y no es sólo porque es una especie de moda,
sino porque es una banda que crece a pasos agigantados. Trastornados, Nunca es hoy o Allá voy, fueron algunos de los temas.
La utopía te permite seguir caminando, según Eduardo Galeano, y tal vez por eso
los Utopians lo siguen haciendo. El de seguir yendo más allá.
Ahí
nomás, el que subió al escenario fue el Negro
García López. Los nuevos le daban paso a un consagrado del rock argento. Y
a un bendecido por la vida. Porque tocar con Charly García, no es para cualquiera. No descubrimos nada, pero sí
nos dimos cuenta que el rock tiene una cita en Santa María de Punilla, y que el
Negro es uno de los responsables.
Las
corridas empezaron. Los que estaban dando vueltas por ahí, se apuraron. Las
remeras negras que desafiaban al sol, tenían una leyenda. Eruca Sativa, es esa leyenda viva, presente y cordobesa. “La” banda
cordobesa, dio el show al que nos acostumbró. Pero ojo, que esta costumbre es
buena, es saludable, es disfrutable. Y muy recomendable. Y más con la fuerza de
Lula Bertoldi, que hace y deshace a
su gusto en el escenario, con temas como Guitarras
de cartón, El genio de la nada, Magoo, Paraiso en retro, o Para que sigamos
siendo. Y la gente quiere que sigan siendo. Ellos lo saben, por eso siguen
como siguen. Fuerza, rock y ese orgullo de que sean cordobeses.
Rooooooooooooockeando
El
orgullo es cordobés. Más arriba se lee y es bueno que se lea, que se sepa. Mientras
las primeras bandas del Heavy, que tienen en Córdoba su segunda casa, daban esa
muestra de fidelidad en grandes cuotas, el Hangar fue Córdoba más que nunca.
Las bandas locales tuvieron su día, su tarde. Su jornada a puro reconocimiento
y aplausos.
El
orgullo es cordobés y más con bandas que se sabe que vienen de abajo.
Peleándola hace mucho tiempo. Tal es el caso de Drako, Santa Esquina, Rayos Laser – de Villa María-, París París
Musique, Los Frenéticos, Jotes, Hipnótica, Lautremont y Sur Oculto. Estos
últimos para prestar atención. Sin viola, solo batería, piano y bajo. Rompen la
cabeza a más de uno y fueron quienes cerraron el escenario, dando a entender su
importancia. Desde Córdoba para el mundo, estas bandas vienen golpeando puertas
que ya se abrirán, vienen pechando por un lugar, que ya van a tener.
Mientras
tanto, cuando el sol quería caer, Guasones
tuvo su turno en el principal. Descuida
ma, Como un lobo, Farmacia, Perdón, Heaven or hell, Reyes de la noche, para
que en realidad fuesen reyes de la primera tarde. La lluvia se había ido, la
amenaza del agua no estaba, las nubes tampoco. El sol cada vez más fuerte, y el
polvo que se levantó por el primer gran pogo de la tarde, fue el legado de la
banda.
Hubo
un momento sublime en este segundo día. Y muy localista. Fue un tributo a Bob Marley por parte de Nonpalidece. Ustedes dirán: “¿qué tiene
que ver con Córdoba?” desde acá le contestamos que Bob, es universal. Es
mundial, está en todos los lugares donde se lo nombre, donde se lo llame. Porque
él sigue ahí, nunca se fue, nunca se va a ir.
Néstor, el líder cantó con
varios artistas de otros géneros. Y ahí es donde reside la importancia de Bob. Babylon System, Three Little birds -en castellano- y con Ciro Pertusi de Jauría, War con Carajo, fueron los primeros temas.
Conciencia social, ritmo hermoso y buena vibra fue el combo por buena parte de
la tarde. El Negro García López, Malena
D’Alessio de Actitud María Marta, y los temas No more
trouble y Rebel
music, la trompeta
del Gran Hugo Lobo de Dancing Mood, la
voz de Doren Schaffer, y los temas
como Redemption Song, I Shot
The Sheriff, dieron uno de los mejores shows. La lucha de Bob, no fue en
vano. Y “si hoy estuviese le cantaría al poder mediático” sentenciaron. Pero a
la vida, a los derechos, a la música. Que fue lo mejor que hizo.
Entre
las bandas consagradas está Catupecu
Machu. Ellos se sienten locales en el predio. El “Aquí Cosquín” imitando al
saludo folklórico, pero rockero dio muestras claras de los que significa el festival.
Y de lo que ellos significan al Festival. Con temas como El mezcal y la cobra, Confusión, Metrópolis, Origen extremo, Magia
veneno, Dale!, Y lo que quiero es que pises sin el suelo, la fiesta llegó.
La tierra se elevó por los aires, al igual que una pelota de una marca conocida
del fernet haciéndolo enojar, y quejándose porque esto “no es un jardín de
infantes”. De todos modos, eso no fue más que un detalle. La mesa estaba
servida para los platos fuertes de la noche.
Catupecu
dio paso a Viejas Locas, o a Pity Álvarez. Porque es el único que
queda, es el único que se mantiene. "Quiero dedicarles este show a Sergio (Hernández, ex
violero) y al "Fachi" (Fabián Carlos, ex bajista). Gracias por el
tiempo que pasamos juntos", comentó antes de comenzar y demostrar que él
es local en cualquier lugar. Es increíble ver la fidelidad que le tienen. No se
puede explicar. Así son las mejores cosas, que se sienten más que entender.
Entonces él, como si fuese un dulce, atrae a los suyos como moscas. Se le pegan,
lo siguen y no lo dejan. Y más con temas como Ella no me quiere creer, Perdóname
mi amor, Bailando en el infierno, Tirado en
la Estación, luego de que sonaran
y corearan himnos como Todo Sigue igual o Me gustas
mucho y temas viejos como 638…, ¿Qué vas a hacer tan
sola hoy?, La simpática demonia, Homero, No tan difícil de entender, Perra,
entre otros.
El humor salva
Mientras Pity cantaba, en la Sala de la Conferencias,
se dio el último detalle de un día bien cordobés. Adante Mozzoni, colega él, se
hizo cargo del micrófono para ir matando el tiempo mientras los uruguayos de La
Vela Puerca, llegaban para charlar. Así las risas, las anécdotas y el buen
momento fueron necesarios para contrarrestar al cansancio. Ya en el escenario, se dio esa
particularidad de pensar que muchas veces son más argentos, o más coterráneos
que otros. Entre banderas, el “Cebolla” Cebreiro y el “Enano” Teiseyra,
hicieron de las suyas. Con sus temas históricos como Va a escampar, Mi
semilla, José sabía, Llenos de magia, entre otros, justamente dejaron magia
y prepararon de la mejor manera el escenario para Las Pelotas.
Allá lejos, Almafuerte. Es otro mundo el
temático y lo fue con esa marea negra, que va a todos lados. Que se conoce y
que en estos shows demuestran que van más allá de todo, donde los acordes de la
guitarra o la voz potente de Iorio. Ricardo fue la figura excluyente, al igual
que los estadounidenses de Exodus. Potencia, esa es la palabra más
justa.
“Nosotros no hablamos mucho, porque lo hacemos en el
escenario” comentó Germán Daffunchio, en Conferencia y fue cierto. El cierre
fue de lujo. Y el lujo está en esa banda que salió de Sumo, y que se
siente más cordobesa que nunca. “Este festival es la envidia de los porteños”
entre risas comentaron, los que tienen su estudio de grabación en Nono. Ellos
que no olvidan, que traen a Sokol, con Siempre estarán, que
regalan buena música. Ellos que con temas como Cuantas cosas, Saben, Día
feliz, Pasajeros, Personalmente, ellos que sienten y luego existen, sienten
cada tema y lo muestran. Ellos que entre Bombachitas Rosas, están Cerca
de las nubes, van Esperando el milagro. Que comentan cual es la Clave
del éxito, que le cantan al Capitán América y que cierran con su Ojo
blindado. Ellos que te cantan Si supieras. Ellos que saben que todos
sabemos, que son locales en Córdoba.
Que en medio de la sierra, se respira aire de rock.
Se respira el aire que hace bien. Y tan bien nos hace, como saber que somos
locales otra vez.