Trataremos de poder describir con palabras
lo que se vivió este jueves en el Orfeo con Fito Páez. A priori comentamos que
con el Tour de El amor después del amor, a 20 años de la salida del CD más
vendido en la historia del rock nacional, cualquier calificativo es chico. Pero
igual, nos embarcamos en el desafío.
No muchos
Del’63. Varios de los que fueron cuando el CD salió recién empezaban a caminar
o iban a la guardería. Pero lo que pasa es que más que un CD, esto es arte. Y
el arte trasciende, se mantiene en el tiempo. Arte que se entiende como
cultura, o que es nuestra cultura como Fito. “A mí este disco me marcó, cada uno de los
temas me acompañó en varios momentos de mi vida” me cuenta Alejo. Y es que por
eso este trabajo es un icono, y no por ser el más vendido. A varios le pasó lo
mismo, por eso llegaron al Orfeo, que contó con unas cinco mil personas, para
recordar viejos tiempos.
A las 21:50
las luces se apagaron. Muchos llegaron a las corridas. Se escuchan la batería y
los pianos que hacen la introducción a El
amor después del amor. Él comenzó a cantar detrás de escena y al salir
cambia la letra, para que todos se pusieran efusivos al escuchar “Ahora sé que
ya no puedo, Córdoba, vivir sin tu amor”. Desde allí todos los temas del disco
en su orden original. Y el disco fue más disco. Lo que se hizo mejoró a lo que
salió a la venta hace 20 años. Y dice
que “va a ser una noche inolvidable como siempre en la Docta”. El show… había
comenzado.
Celeste Carballo y Fabiana
Cantilo lo acompañan en Dos días en la
vida, desde la pantalla. No serán los únicos invitados en este “viaje que
compartimos todos”. La Verónica,
permite ver a su banda de la mejor manera, luego de que asegurara que nunca se
escuchó tan bien este tema como con ellos, y con Andrea Ferrer, que con un look
leonino y la fuerza de su voz hizo olvidar por momentos a Claudia Puyó. Trafico por Katmandú y Pétalo de sal, con lo emotivo de la
noche. “Toda esta tribu tiene un chamán extraordinario... por primera vez se va
a cantar en Córdoba esta canción con él” y bastó que en la pantalla apareciera
Luis Alberto Spinetta y con un audio de su voz escuchar “algo tienen esos años
que me hacen poner así y decirte que te extraño, y voy a hacerte feliz…” El
Orfeo de pie, mientras Fito dice que hay cosas que nunca nos olvidaremos.
Sasha, Sissí y el
Círculo de Baba, Un vestido y un amor –momento sublime en la noche-, y Tumbas de la Gloria. Antes Fito comenta
que harán un “abuso de las facultades musicales”. Se escucha un grito de “abusame”.
Yo no sé si eso fue una mujer o su piano. Tal vez ambos. Si fuese el piano, lo
gritó con la seguridad del placer.
Yo creo y con eso basta
“El tiempo
no es nada. Como decíamos hace veinte años, bienvenidos a La Rueda Mágica”. Y allí Charly García y Andrés Calamaro se llevan
los aplausos. Otros tipos que se fueron de sus casas para tocar Rock and Roll. Creo –que canción por el amor de todos
los dioses-, Detrás del Muro de los
Lamentos- homenajeando a la “Negra” Sosa con el paso por sus tierras- , Balda de Donna Helena, Brillante sobre el
mic –que puso la piel de pollo a más de uno- y A rodar mi vida, con el pedido de Fito de que Córdoba se volviera
loca, terminaron con la primera parte con el grito de “Chau hasta mañana”.
Así se fue
la primera parte del show. Un show en el que todos sabían los temas de ante
mano, pero que se dejaban sorprender como si fuese hace 20 años y de golpe
escuchaban uno por uno los temas de El
amor después del amor.
A la
vuelta, luego de imágenes de La la la,
donde se une su cara con la del “Flaco” Spinetta, con un saco blanco, se queda solo y sentado.
Silencio señores. Fito toca el piano.
Cable a tierra, Y dale alegría a mi corazón
–como si el pedido fuese nuestro-, se mezclaron en un mix, para que llegara
11 y 6 después. Circo beat, Naturaleza sangre, Al lado del camino –uno de los temas
más sinceros de Páez, con esa frase tan hermosa de “yo no vengo a divertir a tu
familia, mientras el mundo se cae a pedazos”-, Polaroid de Locura Ordinaria, Ciudad de pobres corazones, Dar es dar, y
Mariposa Technicolor fueron el final a todo Fito. Como si no hubiese
alcanzado con todo el cd que tocó antes.
Ya no tiene el pelo largo. Ahora la barba desprolija y el
traje apretado que lleva cambian un poco la apariencia. Pero sigue siendo Fito,
el mismo de siempre. Que se enoja con los que van a comprar cerveza y con los
que la venden “por querer ganar una plata de más”.
Pide que bailen, que se vuelvan locos. Le pide al iluminador
incasables veces que ilumine al público. Que allí es el concierto. Pero no
Fito. Yo creo que el concierto sos vos. El arte, la cultura –que trasciende y
marca, que hermosea con la música y a la música- sos vos Fito. Yo lo creo. Y con eso basta.
Fotos: Gentileza La Voz del Interior (Facundo Luque)
Texto: JUAN JOSÉ CORONELL