La noche se
adueña del cielo. De la calle, de los bares. Uno se siente solo y comienza a
caminar. Allí, se tutea a la soledad. Es
tan cercana ya, que hasta parece una amiga. Las plazas se llenan de personas
que deambulan, de parejas que se prometen amores eternos. Los semáforos
titilan, los autos parecen caminantes de lo despacio que van. Uno se siente con
ganas de andar por la Rambla, allá en Uruguay, y parece que se va. Por lo menos
la imaginación anda bien.
Uno sigue
caminando, manos en los bolsillos, piedritas en las puntas de las zapatillas
que son pateadas. Hacen las veces de una pelota que no quiere entrar a un arco,
y nos ahoga el grito de gol. Ni siquiera eso cambia la soledad del jueves. Se
canta como en la Chacarera del sufrido, “cuántas noches pasaré buscando
compañera”.
La música
llama. Desde lejos se escucha y es como un aroma de comida para un hambriento.
El cuerpo se deja llevar. La Fábrica se llama el lugar de donde sale la música.
De donde sale la voz. Una voz familiar. Me meto para ver de quien se trata. Es
Daniel Drexler, hermano de Jorge. Entonces me quedo, me siento. Lo separo de su
hermano, para dejarme llevar por sus letras.
Una mesa
solitaria al fondo, como para continuar con lo que se daba, me hace preguntar
sobre la mejor compañía. Entonces lo veo a él con la guitarra. Y entonces le
envidio esa suerte. Porque en esta noche no debe haber nada más importante. O mejor
dicho, una compañía más importante.
Él llegó a
Córdoba para presentar su CD Mar Abierto, su quinta placa. Y él
llegó con la guitarra. Para llegar a todos y a cada uno de los que se
encuentran en el lugar. Que, jugando con el nombre, se van adentrando en la
noche, en el show, como si fuesen metiéndose de a podo al mar. Sin saber que
dirección tomar. Daniel hace lo mismo arriba del escenario, que no es “tan
escenario”. La diferencia con el público es mínima y más si a él, que nos
acompaña, lo acompaña su guitarra. Y además dos amigos que cantan con él, Luciano Leviso y Marcos Luc.
Naveguemos por los temas
Ya debe
haber cantado varios de sus temas, se me ocurre que Mar Abierto, Vacío, Certeza, 20/21, o tal vez Aire de amor, El final y lo que empieza, La Rambla de Montevideo, puede
que haya tocado La única certeza que
tengo es la incertidumbre. Y creo que ninguna otra es mejor para definir el
momento en que entro.
Me quedo y escucho. Me adentro al mar que abre
con los acordes. Rinconcito, Cruz del
Sur, Querer, El Misterio del Maracuyá, Sheiko –homenaje a un amigo uruguayo
fallecido- lo canta casi al oído. Linda,
Baby I love you way de Bob Marley, Peñalolen, Full-time. Al final canta Be Kind, everyone you’ve ever meet is
fighting a hard battle que es algo como
sé amable con toda persona que encuentres, está dando dura batalla.
A la vuelta
la soledad vuelve. Se acerca, pero uno no le presta demasiada atención. Se acuerda
de mujer que, amablemente prometió enseñar guitarra. Ya uno, a esa altura, no
sabe de quién es la compañía que quiere.
Texto y Fotos: Juan José Coronell.